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Es hora de Despertar...

Abres los ojos después de un letargo indeterminado y, ¿qué ves? Destrucción, abandono, oscuridad... La confusión aflora en tu interior. ¿Quién eres?, ¿dónde estás?, ¿cómo has llegado hasta aquí? Escasos son los recuerdos que entre el aturdimiento conservas de tu pasado antes de amanecer tu nuevo día y lo único de lo que estás seguro en este inconexo presente es que nunca antes habías puesto un pie en ésta desolada ciudad. Esto, es lo que aquí llaman El Despertar. Bienvenido a este paraje donde las ruinas de una ciudad sin ubicar y la frondosa vegetación de años y años de abandono te acogerán en su asfixiante abrazo pero, tranquilo, no estás solo. Hay más como tú y otros que algún día, en verdad, lo fueron.


Nadie lo sabe, nadie tiene idea de cómo ha llegado hasta aquí pero siempre es del mismo modo. Sea como fuere, las personas despiertan en un lugar cualquiera de la ciudad y se preguntan qué ha ocurrido. Es un aura de misterio la que engloba el presente de los habitante, quienes pronto acaban descubriendo que no pueden salir de la ciudad; como muy lejos, las zonas próximas de las afueras. Extraño, ¿verdad? Pues que no te extrañe tanto y escúchame bien. No hay escapatoria; las carreteras devuelven a la ciudad, aquellos atrevidos insensatos que se adentraron en embarcaciones e, incluso, a nado en las aguas marinas regresaron. Sí, sus cuerpos sin vida arrastrados por el oleaje. Nadie ha logrado jamás salir de este particular infierno y tú tampoco lo harás, hazte a la idea. Es lo mejor que puedes hacer. ¿Ha quedado claro? Acostúmbrate, no es más otro de los tantos asuntos inexplicables del lugar. Aunque, como no tardarás en advertir, no todos están tan conformes a quedarse de brazos cruzados. Si, hablo de los Akelarc, ¿ya te has tropezado con alguno de esos majaras? Pretenden salir de aquí y no dejan de pedirle ayuda a La Madre aunque, quizá sean más sensatos y productivos que los Assertorem, esa pandilla de conformistas hippies que parece que quieran servirse en bocado a cualquiera con sus buenas intenciones y falsa parafernalia. Mentirosos, al final los más humildes acabaran siendo los Mercyenars, esos depredadores no titubearán en quitártelo todo incluso la vida aun si no les das razones para ello. Te recomiendo que no se las des o será mucho peor. Bah, Dios los cría, y ellos se juntan.

El peligro acecha por cada esquina. Lo vas pillando, ¿verdad? Ni el día ni la noche son seguros. ¿Acaso pensabas que estarías a salvo? Prepárate, nadie es tu amigo y cualquiera puede clavarte un puñal por la espalda. Aquí rige la ley del más fuerte y, además, los salvajes están cerca. ¿Qué quienes son? Quién sabe, puede que tu pareja, tu hermano, tu mejor amistad o, en el mejor de los casos, un completo desconocido. El extraño virus que pulula por el lugar los corrompió y ahora no son más que monstruosidades con ansias por despedazarte y comerse tus órganos. Ocúltate, protege tus espaldas y olvida los dictámenes de la moral; ya no la necesitarás y, pronto, serás aun peor que estos descarriados seres. Si es que no acabas sucumbiendo a la enfermedad, claro. Tu verdadera amenaza eres tú y las decisiones que tomes. Un paso en falso, un trato mal hecho, unas confianzas que no deberías haber tomado y estarás muerto. No te tragues ninguno de los cuentos de la gente de por aquí; al final, acabaréis todos locos. ¿Qué exagero? Puede pero, ¿vas a arriesgarte? Este lugar no está hecho para cobardes, ni siquiera para el más fuerte. Tarde o temprano caerás, ese es tu destino; esa es tu penitencia y tu final.

No eres tan distinto de los demás, ¿verdad?

Bienvenido a la tierra de nadie Invitado, bienvenido a Soul Redemption.